Francisco Valdés.

Francisco Valdés, uno de los grandes literatos extremeños

«Un escritor a quien, violentamente, le arrebataron la vida cuando estaba en la plenitud de su talento»

Daniel Cortés González

Miércoles, 6 de octubre 2021, 11:24

Entre las figuras más importantes de Extremadura en el campo de las Letras destaca la de un escritor a quien, violentamente, le arrebataron la vida cuando estaba en la plenitud de su talento: Francisco Valdés, magnífico prosista extremeño que convivió muchos años con la Generación del 98.

La triste y atroz muerte de este hombre menudo, retraído, estudioso y modesto, que consagró su pluma a su región y sus figuras, acabó con la carrera de uno de los grandes literatos del panorama extremeño.

Su obra publicada, conocida por pocos, es solo una mínima parte de la que el escritor plasmó con su pluma en las páginas de las revistas y la prensa española.

Francisco Valdés Nicolau nació en Don Benito el 21 de septiembre de 1892, en el número 16 la calle del Arroyazo. Fueron sus padres el abogado Manuel Valdés de Quirós (1863-1928) y Manuela Nicolau Solo de Zaldívar (1860-1938). Nace en el seno de una familia de grandes propietarios rurales, siendo el segundo de los nueve hijos habidos del matrimonio Valdés-Nicolau: Loreto, María Loreto, Ana, Emilia, María, Pedro, Manuel y Ernesto.

Sus abuelos paternos fueron el abogado Pedro Valdés y Quintana y María Loreto de Quirós y Alguacil-Carrasco; los maternos, el médico y diputado provincial Francisco Nicolau Solanllonch y Josefa Solo de Zaldívar e Hidalgo-Chacón.

Francisco Valdés era esbelto, delgado, con unos ojos penetrantes, profundamente bondadosos; con unas pequeñas pecas en sus carrillos.

Demasiado rigor en la niñez y excesiva libertad en la juventud. Su vida parecía obedecer a la evolución lógica de quien accede por facilidades económicas y la permisividad y decisión familiar al mundo exterior.

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El joven Francisco inicia sus estudios en Don Benito, en el Colegio del Santo Ángel de la Guarda. Posteriormente cursa el Bachiller en la Academia de Ramón Hermida, padre del Diputado Luis Hermida, donde recibe una sólida formación humanística, más bien literaria que científica, aficionándose a penetrar en la historia y la geografía y, sobre todo, en la historia del arte.

En 1909 realiza los ejercicios del Grado de Bachiller en el Instituto General y Técnico de Badajoz, recibiendo su título a los 16 años de edad. En el curso 1909/10 se encuentra inscrito en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid y, en el curso1910/11, en la Facultad de Derecho y de Ciencias Sociales.

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Con 25 años se traslada a vivir con un amigo de su padre a la madrileña calle San Felipe Neri, finalizando los estudios y obteniendo el título de Licenciado en Derecho en 1918.

Valdés llegó a ser alumno de Francisco Giner de los Ríos, quien le abrió de par en par las puertas de su casa y de la Institución Libre de Enseñanza, y cuya formación despertó en él insaciables afanes de cultura.

Su afición por las letras le lleva a frecuentar y participar, alternándolo siempre con sus estudios, bibliotecas, museos, tertulias y cenáculos literarios, concretamente frecuentaba una tertulia de jóvenes extremeños: la «República de Daza», a la que asistían varios dombenitenses. En la capital se movió por los círculos del Ateneo y el Café Nuevo de Levante, entablando relación con los Cossío, Miguel Artigas, Alfonso Reyes y Luis Ruiz Contreras.

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Asiduo frecuente o residente de la Residencia de Estudiantes, centro que aglutinó a la más brillante intelectualidad de la época, es allí donde conoce a Juan Ramón Jiménez, Eugenio D´Ors y Arturo Gazul.

Es en este momento cuando comienza a colaborar en La Jornada y El Parlamentario de Madrid, El Norte de Castilla de Valladolid y El Correo de la Mañana de Badajoz, coqueteando con las corrientes vanguardistas, aunque años después se lamentaría de ello, calificando su estancia en la universidad de baldía y perdida.

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Impregnado por la sensibilidad de su tiempo, recorre también los pueblos andaluces, las tierras de la «vieja Castilla» y viaja en varias ocasiones por Europa, pero es el paisaje español, y el andaluz en particular, influyó especialmente en su obra.

Como todo hombre de letras, hablaba alemán, dominaba el italiano y el portugués y muy bien el francés, lo que le permitió una más perfecta asimilación de la cultura de otros países.

Por estrecho de pecho, retrasa su servicio militar hasta los veinticinco años (1917). En Torrelodones estuvo durmiendo en el suelo, compenetrándose cada vez más con el hombre modesto, viviendo sus preocupaciones, sus necesidades.

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En 1919 era el Redactor Jefe del semanario dombenitense «Juventud» y, en agosto del mismo año, pone con un tío suyo, Ernesto Nicolau, y con Santiago Solo de Zaldívar y Antonio Reyes Huertas, una imprenta en Don Benito con la que lanzan un periódico de tirada local: «La Semana», de carácter estrictamente literario, aunque se convirtió en campo de polémicas políticas, cancelándolo en 1921.

Tras el fallecimiento de su padre regresa a Don Benito y comienza a ocuparse personalmente del patrimonio familiar, involucrándose en la mejora de la vida cultural del pueblo, suponiéndole un cierto aislamiento cultural y una ruptura con su experiencia cosmopolita y viajera anterior.

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Es a su llegada a Don Benito cuando comienza a impartir clases en el Colegio de San José, donde se educa a la juventud de toda la región extremeña.

Con respecto a sus inclinaciones ideológicas, durante sus primeros años en Madrid, Valdés se había mostrado partidario de las ideas socialistas; en alguna ocasión hizo referencia a las ilusiones y esperanzas de la juventud en cuanto a un mundo mejor de la mano del socialismo.

Libre de ataduras políticas, ocupó en el Ayuntamiento de Don Benito los cargos de Concejal y Teniente de Alcalde (1920-1931), donde tuvo una sensibilidad especial hacia las clases populares y los labradores, velando por los intereses de sus convecinos e incidiendo en el compromiso con los más desfavorecidos.

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Llega la 2ª República y con ella la implantación y desarrollo de la nueva Ley de Reforma Agraria de 1932. Como propietario rural, Valdés pensó en proyectos que pudieran mejorar la calidad de vida y trabajo de las clases humildes, pero también sufrió la ocupación de sus tierras en medio de las revueltas campesinas que tuvieron lugar, incidiendo todo esto en su progresiva radicalización política, con críticas a las políticas del gobierno republicano. Las propagandas, los asentamientos, los yunteros... todos estos temas le dan motivo para escribir artículos comprometidos en el diario HOY, El Sol y ABC.

Poco antes del estallido de la Guerra Civil, Valdés perteneció y apoyó económicamente a la Falange local.

En 1932 conoce a Magdalena Gámir Prieto (1906-1994), con quien contrajo matrimonio en 1934, con quien tuvo a Manuel Luis (1935-2000).

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La mañana del 15 de julio de 1936 sale desde Madrid con destino a Don Benito; la esposa e hijo salen en coche para Andalucía el día 17, de veraneo. Valdés es detenido en su domicilio de Don Benito el 15 de agosto de 1936 por milicianos frentepopulistas, siendo conducido a la cárcel. El 4 de septiembre fue bombardeada la cárcel, situada en la Plaza de España, destruyéndose el edificio; Valdés se salvaría, aunque la madrugada de ese día será sacado de la cárcel junto al sacerdote José Gil Loro y el abogado José Sanz del Campo, siendo los tres fusilados. Su cuerpo fue encontrado junto a las tapias del Cementerio Municipal.

Fue una víctima más del odio y la incomprensión, como Ramiro de Maeztu, Federico García Lorca, Miguel Hernández, Unamuno, Valle-Inclán y tantos otros que en esos años se convirtieron en juguetes locos de unos hombres aún más locos.

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En cuanto a su legado literario, publicó en vida: 4 Estampas Extremeñas con su Marco (1924), 8 estampas extremeñas con su marco (1932), Resonancias (1925-1928) (1932) y Letras. Notas de un lector (1933). Como trabajos póstumos tenemos: Vida y Letras (Páginas electas) (1980), Poemas, Cartas de Amor de Francisco Valdés a Magdalena Gámir, 1932-1934 (1997) y Al margen de los libros (1921-1924) (2016).

Valdés también tenía una serie de obras casi acabadas y otras listas para la imprenta: Los caminos interiores (panoramas), Gabriel Miró (notas para un ensayo), Carolina Coronado. La poetisa romántica, y El clavero Alonso de Monroy (historia novelada), desaparecidos en los registros de su casa durante la Guerra Civil y que representan una irreparable pérdida para las letras extremeñas y nacionales.

A principios del mes de marzo de 2014 hallé en la Biblioteca Nacional de España los primeros artículos conocidos que escribió Valdés, al menos hasta el momento, y que corresponden a su publicación en «Bética» entre 1914 y 1916, germen del posterior regionalismo extremeño y obra literaria del escritor dombenitense, siendo publicados por vez primera en la actualidad en 2018, en la Revista de Historia de las Vegas Altas.

La ciudad de Don Benito le ha homenajeado de diversas formas: en 1939 se puso su nombre a una calle; la Biblioteca Pública Municipal, fundada en 1948, lleva el nombre de tan insigne escritor; en 1988, en el C.P. «Francisco Valdés», tuvo lugar un Seminario sobre el escritor; y en 1998 se instituyó el Premio Nacional de Periodismo «Francisco Valdés».

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Quiero terminar indicando que, tras varios años de búsqueda, recopilación, transcripción y elaboración, a la espera de que alguna editorial acepte publicarlo, tengo preparado un primer volumen que recoge toda su obra desde 1914 hasta 1930: Vida y obra de Francisco Valdés (Antología completa definitiva, 1914-1930), al que le sucederá un segundo volumen. Quiero agradecer la colaboración de Francisco, Guadalupe y Carmen Valdés Quinzá, nietos del escritor.

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